Nostalgia y felicidad
Esta entry quería hacerla sobre otra cosa; un conflicto con Daniela, una fiesta de disfraces, lo que siento sobre la vida....
Pero hoy hubo algo que se merece todo mi sentimiento.
Esta entry será para mí algo poético, algo épico, algo fantástico.... algo catártico.
"No hay nada en mi vida de lo que me arrepienta"; eso es lo que siempre me digo antes de dormir, lo que me deja dormir cuando siento que mi vida colapsa con el paso del tiempo.
Hoy, me levanté en casa de Adrián, ayer no pude llegar a mi casa porque los taxis estaban cobrando demasiado y no me alcanzaba el dinero, así que convencimos a su madre de que me dejara dormir y aceptó.
Me levanté a las 7, me vestí, me despedí de todos y salí corriendo a la casa, iba a ir con mi papá y con Pablo a los playoffs del americano, iba a ver Águilas Blancas vs Pumas.
El tan llamado clásico ya había pasado en la temporada regular, con una victoria de Pumas por 20 puntos. No pude ir a ese partido porque mi mamá se enfermó y yo me quedé a cuidarla, pero esta vez no habría nada que me impediría ir.
Llegamos al estadio olímpico de CU, esta vez, los Pumas eran los locales y los favoritos para ganar; mi papá y Pablo lo sabían e iban a ver el partido por placer, yo iba con la idílica emoción de ver a las Águilas ganar.
Todo comenzaba mal, no pudimos conseguir los boletos en la banca de Águilas y nos sentamos en el lado de Pumas, pero eso era lo de menos, lo importante era ir.
El estadio estaba casi lleno, decíamos nuestros pronósticos sobre el partido y Águilas calentaba en el estadio.
Dicen que una imagen puede decir más que mil palabras, y soy capaz de usar dos mil para explicar como sentí antes del partido, como me dió la nostalgia de no estar ahí, desde ya ni siquiera estar en la banca de mi equipo, de estar tan lejos, de saber que ya no podía volver...
El cielo seguía nublado, los güelums y los tan odiados goyas invadían el aire, me reí, me emocioné, estaba increíble, como yo lo recordaba.
Dieron las diez, era la hora del partido, de una guerra de leyendas, de titanes, de hombres que se convierten en heroes por cuestión de unas horas. Salieron los árbitros, los únicos que pueden detener que estos titanes se maten literalmente. El silencio reinó, el cielo se abrió, el gran faro celestial de los dioses apareció para iluminar tan siempre legendaria batalla, incluso ellos querían ver esta contienda.
Repito, dicen que una imagen dice mas que mil palabras, pero algo que descubrí es que una sola palabra es suficiente para explicar todas las emociones encontradas en mí.
Lloré.
Fingí, como el patético cliché, que me cayó algo en el ojo, pero lloré porque esto era lo que extrañaba y quería negar, el ambiente, la magia, la sensación.
Dentro del partido, Águilas comenzó ganando, despues Pumas tomó la ventaja y nunca la soltó, pero yo seguía esperando que Águilas ganara, es el equipo más decadente en 10 años y no hay buen futuro, pero siguen siendo mis colores, mi espíritu, mi equipo.
El calor era grande, comencé a quemarme, pero no dejé de mirar, no solo porque iban perdiendo 21-10 en el 4to cuarto significa que ya hayan perdido, lo sabía. Pumas comenzó a confiarse y Águilas recuperaba terreno lentamente, anotaron y quedaron 21-16, había esperanza.
Era la pausa de los dos minutos, solo había ese tiempo para que Águilas anotara una vez mas, pero no dejé las esperanzas. La bola la tenían los Pumas y en una carrera sencilla, fumblearon, Águilas recuperó la bola y rápidamente, anotaron; grité de felicidad por dentro, mientras junto a mi un tipo gritó de frustración. 21-22.
Quedaban 30 seg, Pumas podía avanzar rápido y hacer con gol de campo para ganar. Iban rápido, estaban en la 40 de Águilas y solo necesitaban 5 yardas para ganar, quedaban no más de 20 seg en el reloj y no les quedaban tiempos fuera, tenían que lanzar un pase a la banda para tener al menos 1 seg y ganar.
La jugada salió, el QB de Pumas lanzó la bola, el DE de Águilas alzó las manos y...... y......
21-28. Águilas ganó, lloré de nuevo.
Canté en voz baja el himno que antes siempre canté cuando ganaba un partido, grité un güelum en la mente a la vez que los del otro lado lo hacían; solo porque no estuviera con ellos, significaba que dejaba de ser de ellos.
Me dí cuenta de que extraño demasiado ese lugar, que quiero volver a jugar, que diez años no fueron suficientes para mi, que deseo jugar los 4 o 5 que todavía podría jugar.
Pero se que no puedo, porque no tengo tiempo para ir a entrenar, porque mi carrera es absorbente en tiempo y porque el horario de clases se empalmaría con el horario de entrenamientos, jugar es casi imposible para mi.
No hay nada en mi vida de lo que me arrepienta..... excepto esto.
Pero hoy hubo algo que se merece todo mi sentimiento.
Esta entry será para mí algo poético, algo épico, algo fantástico.... algo catártico.
"No hay nada en mi vida de lo que me arrepienta"; eso es lo que siempre me digo antes de dormir, lo que me deja dormir cuando siento que mi vida colapsa con el paso del tiempo.
Hoy, me levanté en casa de Adrián, ayer no pude llegar a mi casa porque los taxis estaban cobrando demasiado y no me alcanzaba el dinero, así que convencimos a su madre de que me dejara dormir y aceptó.
Me levanté a las 7, me vestí, me despedí de todos y salí corriendo a la casa, iba a ir con mi papá y con Pablo a los playoffs del americano, iba a ver Águilas Blancas vs Pumas.
El tan llamado clásico ya había pasado en la temporada regular, con una victoria de Pumas por 20 puntos. No pude ir a ese partido porque mi mamá se enfermó y yo me quedé a cuidarla, pero esta vez no habría nada que me impediría ir.
Llegamos al estadio olímpico de CU, esta vez, los Pumas eran los locales y los favoritos para ganar; mi papá y Pablo lo sabían e iban a ver el partido por placer, yo iba con la idílica emoción de ver a las Águilas ganar.
Todo comenzaba mal, no pudimos conseguir los boletos en la banca de Águilas y nos sentamos en el lado de Pumas, pero eso era lo de menos, lo importante era ir.
El estadio estaba casi lleno, decíamos nuestros pronósticos sobre el partido y Águilas calentaba en el estadio.
Dicen que una imagen puede decir más que mil palabras, y soy capaz de usar dos mil para explicar como sentí antes del partido, como me dió la nostalgia de no estar ahí, desde ya ni siquiera estar en la banca de mi equipo, de estar tan lejos, de saber que ya no podía volver...
El cielo seguía nublado, los güelums y los tan odiados goyas invadían el aire, me reí, me emocioné, estaba increíble, como yo lo recordaba.
Dieron las diez, era la hora del partido, de una guerra de leyendas, de titanes, de hombres que se convierten en heroes por cuestión de unas horas. Salieron los árbitros, los únicos que pueden detener que estos titanes se maten literalmente. El silencio reinó, el cielo se abrió, el gran faro celestial de los dioses apareció para iluminar tan siempre legendaria batalla, incluso ellos querían ver esta contienda.
Repito, dicen que una imagen dice mas que mil palabras, pero algo que descubrí es que una sola palabra es suficiente para explicar todas las emociones encontradas en mí.
Lloré.
Fingí, como el patético cliché, que me cayó algo en el ojo, pero lloré porque esto era lo que extrañaba y quería negar, el ambiente, la magia, la sensación.
Dentro del partido, Águilas comenzó ganando, despues Pumas tomó la ventaja y nunca la soltó, pero yo seguía esperando que Águilas ganara, es el equipo más decadente en 10 años y no hay buen futuro, pero siguen siendo mis colores, mi espíritu, mi equipo.
El calor era grande, comencé a quemarme, pero no dejé de mirar, no solo porque iban perdiendo 21-10 en el 4to cuarto significa que ya hayan perdido, lo sabía. Pumas comenzó a confiarse y Águilas recuperaba terreno lentamente, anotaron y quedaron 21-16, había esperanza.
Era la pausa de los dos minutos, solo había ese tiempo para que Águilas anotara una vez mas, pero no dejé las esperanzas. La bola la tenían los Pumas y en una carrera sencilla, fumblearon, Águilas recuperó la bola y rápidamente, anotaron; grité de felicidad por dentro, mientras junto a mi un tipo gritó de frustración. 21-22.
Quedaban 30 seg, Pumas podía avanzar rápido y hacer con gol de campo para ganar. Iban rápido, estaban en la 40 de Águilas y solo necesitaban 5 yardas para ganar, quedaban no más de 20 seg en el reloj y no les quedaban tiempos fuera, tenían que lanzar un pase a la banda para tener al menos 1 seg y ganar.
La jugada salió, el QB de Pumas lanzó la bola, el DE de Águilas alzó las manos y...... y......
21-28. Águilas ganó, lloré de nuevo.
Canté en voz baja el himno que antes siempre canté cuando ganaba un partido, grité un güelum en la mente a la vez que los del otro lado lo hacían; solo porque no estuviera con ellos, significaba que dejaba de ser de ellos.
Me dí cuenta de que extraño demasiado ese lugar, que quiero volver a jugar, que diez años no fueron suficientes para mi, que deseo jugar los 4 o 5 que todavía podría jugar.
Pero se que no puedo, porque no tengo tiempo para ir a entrenar, porque mi carrera es absorbente en tiempo y porque el horario de clases se empalmaría con el horario de entrenamientos, jugar es casi imposible para mi.
No hay nada en mi vida de lo que me arrepienta..... excepto esto.
2 Comments:
Y así se vive la intensidaad del futbol!...
Etto, wenu.. no hay más que hacer :s! a menos de que renuncies a tu carrera y trates de iniciar nuevamente con lo del futbol u.u! pero wenu, se arriesga mucho :s!!..
Err, es todo, Cuidate Benja o.o
Ciao ne~
.: M a ë l i n e :.
Se que lo extrañas pero como toda en la vida, hay veces en la vida en las que tienes que tomar una eleccion, a veces hay que sacrificar lo que nos gusta para obtener lo que queremos, y creo que lo que vale es el hecho de disfrutar las cosas mientras duren
Publicar un comentario
<< Home